• Martes, Abril 30th, 2013

En el capítulo 15.  se comenta que algunas propuestas van frontalmente contra la cultura, historia y el genio del idioma:

15. Algunas propuestas chocan frontalmente con la cultura vasca, la historia y hasta con el genio del idioma

Detengámonos un momento en la etimología de ogi ‘pan’. Según el profesor esta palabra viene de hor ‘perro’ y el sufijo -gi mediante un proceso *hor-gi > *hohgi > *ohgi > ogi (Lakarra 2011: 110). Como apoyo a sus hipótesis cita el refrán de fines del siglo XVI Ogiagaz ura, oragaz eroen elikatura ‘pan y agua, alimento de los locos y el perro’.

El estudioso no parece entender que se trata de una expresión jocosa, en la que en ningún caso se enuncia que el pan a secas sea el alimento por excelencia de los perros, sino por el contrario se enuncia que a los seres trastornados o subordinados por la sociedad se les condena una alimentación deficiente, que no se tienen muchas contemplaciones con ellos. No existe ninguna sociedad donde el pan haya sido considerado alimento por excelencia de los perros, sino que desde siempre se ha tomado como el alimento básico del ser humano.

Es inconcebible que los vascos antiguos definieran al pan como alimento perruno, cuando precisamente existe el dicho popular Ogiaren gastatzea bekatü da (Azkue 1935: 254). Por otra parte, si analizamos en profundidad la etimología de Lakarra a nivel filológico, aún resulta más inaceptable. Según el autor ese -gi procede de un antiguo prefijo gi- que significaba ‘materia, trozo, carne’, que se convirtió en sufijo evolucionando hasta -ki (Lakarra 2011: 77). El caso es que este último cuando se añade a un animal manifiesta un sentido concreto: con eper da lugar a eperki ‘carne de perdiz’, txerriki es ‘carne de cerdo’, oilaki ‘carne de gallina’, y xakurki ‘carne de perro’. Según este modelo, *horgi habría significado para los vascos arcaicos, protovascos o preprotovascos algo así como ‘carne de perro’. A menos que nuestros antepasados adulterasen los panes con restos de animales, ponemos en seria duda que se pudiese inventar semejante expresión para definir al pan.

Hay muchos más aspectos en los que la propuesta se demuestra muy poco creíble. El DGV cita la existencia de citas de (h)or en las que se presenta una -a constitutiva, por lo que parece que la forma primitiva fue (h)ora. Es posible por tanto que la palabra surgiera como deverbativo de oratu ‘morder’[1], como una raíz extraída del verbo, siguiendo un proceso oretu/oratu ‘hacer masa, hacer presa’ (cf. *lohi-tu ‘coger cuerpo’ > lotu ‘atar’, ‘sujetar’, ‘agarrar’) > (g)oratu ‘agarrar’, ‘asir’, ‘morder’ > ora- ‘mordedor’, ‘que muerde’ > (h)ora/(h)or ‘perro’.

Si así fuera, dado que el sufijo -tu, según la opinión más generalizada, procede del supino latino, no podríamos aceptar la existencia de hor(a) para épocas anteriores a la romanización, ni en el preprotoeuskera, el protoeuskera ni aun siquiera en el euskera arcaico. En este sentido ignoramos en qué marco cronológico clasifica Lakarra la formación de *horgi, ya que como de costumbre no indica nada al respecto.

El DGV indica que ogi en los dialectos septentrionales presenta la acepción de ‘trigo’, ‘campo de trigo’. Desde nuestro punto de vista consideramos que habría que investigar primero si no fue éste el significado original de la palabra, ya que la evolución semántica desde ‘trigo’ a ‘pan’ es mucho más razonable que la que se propone desde ‘carne de perro’. El mismo diccionario aporta la palabra ogitza ‘montón de granos de trigo’, según Azkue propia de Baztán y Roncal. En nuestras indagaciones hemos podido encontrar un caserío Ogitza en Elorrio, que existe como poco desde 1515 (Bidart 2006: 95), en el que existía un importante molino. Suponemos que esto sería una prueba contundente de que al principio ogi también significó ‘trigo’ en el extremo occidental, pues el caserío recibiría su nombre de los montones de cereal almacenados para la molienda.

No pretendemos dictar a nadie cuál debe ser la etimología correcta para ogi, ni mucho menos queremos jugar a ser mejores filólogos que los profesores de Gasteiz. Solamente tratamos de resaltar las graves deficiencias de la propuesta de Lakarra (que hace poco caso a infinidad de aspectos cruciales), recordando que existen vías alternativas que merecen ser estudiadas. Si no tomamos en consideración todos los datos que nos pueden ayudar a reconstruir la historia de cada palabra, de nada sirven las buenas intenciones vertidas en la memoria del proyecto Monumenta Linguae Vasconum acerca de la profesionalidad, toma en consideración de todas las variantes dialectales, periodización de la lengua, etc.


[1] Para oratu el profesor vizcaíno propone su derivación desde el castellano coger (Lakarra 2009b: 44), lo cual no pasa de ser otra etimología insólita y poco creíble.

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Lakarra a examen. Capítulo 15: no toma en cuenta la cultura vasca5.5102
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Un comentario

  1. Acá se pueden hallar ideas originales, renovadoras
    y creativas para todo el mundo.

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